La creciente popularidad y empoderamiento de partidos de extrema derecha a lo largo y ancho del continente europeo tiene como origen inmediato los problemas derivados del deterioro económico mundial, la desafección política generalizada, la oleada masiva de inmigrantes y los conflictos sociales en torno a la idea de “identidad” cultural. Pero lo cierto es que su efectividad reside en la apología xenófoba reiterada antiinmigratoria, y en mayor medida, en la demonización del islam como cultura y colectivo, con el fin de crear un sentimiento de inseguridad en la población. Es por esto que resulta imposible negar que los inmigrantes se hayan convertido en el chivo expiatorio del s.XXI.