La respuesta es simple: la unión política. Pero lógicamente su consecución es mucho más compleja. En primer lugar, habría que llegar a un mayor consenso sobre la ontología del dinero. En las facultades de ciencias económicas, siguiendo la teoría de Adam Smith, se enseña que el dinero surgió en algún momento indefinido de la prehistoria para superar las inconveniencias del trueque. Se explica que el dinero tiene tres funciones: la de unidad de cuenta, depósito de valor y medio de pago o de cambio, y que esta última es la originaria y más importante. El dinero se considera como una mercancía más, cuya posición central viene dada espontáneamente de la evolución del mercado, y consecuentemente es independiente de los procesos políticos.